Un ictus, también conocido como embolia, es un infarto cerebral o enfermedad cerebrovascular. Suele producirse cuando el paciente presenta una rotura u obstrucción en un vaso sanguíneo, reduciendo la cantidad de flujo sanguíneo que es capaz de llegar hasta el cerebro, y por ello, las células nerviosas no reciben todo el oxígeno que precisan, provocando que estas dejen de funcionar.
Existen diferentes tipos de embolias, y por tanto, la recuperación del ictus cerebral dependerá del grado de peligrosidad que este presente.
El proceso de rehabilitación tiene cinco fases imprescindibles para que el paciente comprenda y asimile por lo que ha pasado y que deben hacerse siempre en compañía de un profesional o especialista que evalúe que no se está forzando la capacidad de comprensión del paciente:
1.- Evaluar las secuelas del daño cerebral y las dificultades que le ha provocado.
2.- Reeducar y compensar las posibles secuelas que este daño ha creado en el paciente para reducir esa discapacidad.
3.- Prevenir futuras complicaciones o lesiones cerebrales.
4.- Potenciar el recuerdo y puesta en práctica de las habilidades que el paciente poseía antes del daño.
5.- Promover la integración social y familiar.
En Neurocrecer cuentan con los mejores especialistas para hacer un diagnóstico personalizado sobre la evaluación del daño cerebral y te acompañarán durante todo el proceso de recuperación del daño cerebral.